FUNCIONES EJECUTIVAS EN LA INTERACCION FAMILIAR

Funciones ejecutivas y autorregulación

PENSAMIENTO

3/28/20252 min read

funciones ejecutivas hijos
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Las habilidades de función ejecutiva y autorregulación son fundamentales para el aprendizaje y el desarrollo personal. No nacemos con ellas, pero tenemos el potencial para desarrollarlas a lo largo de la vida. Este proceso comienza en la infancia, continúa en la edad adulta temprana y se configura con nuestras experiencias y el entorno que nos rodea.

¿Qué son las funciones ejecutivas?

Las funciones ejecutivas se pueden dividir en tres dimensiones clave:

  • Memoria de trabajo: La capacidad de retener información en la mente y utilizarla para completar tareas y resolver problemas.

  • Control inhibitorio: La habilidad de dominar pensamientos e impulsos para resistir distracciones, controlar hábitos y reflexionar antes de actuar.

  • Flexibilidad cognitiva: La capacidad de adaptarse a nuevas situaciones, cambiar de estrategia y ajustar respuestas según el contexto.

¿Por qué son tan importantes?

Estas habilidades son esenciales para la vida diaria, ya que nos permiten:

  • Recordar información relevante para completar tareas.

  • Filtrar distracciones y mantener la concentración.

  • Resistir impulsos inadecuados y tomar decisiones más reflexivas.

  • Planificar objetivos y ajustar estrategias para lograrlos.

  • Manejar la frustración sin reaccionar de manera impulsiva.

El papel de los adultos en el desarrollo de estas habilidades

Los adultos juegan un papel decisivo en la construcción de estas habilidades en los niños. A través del andamiaje, los padres y educadores pueden ofrecer apoyo estructurado, ayudando a los niños a desarrollar gradualmente su capacidad de autorregulación.

Entender cómo se desarrollan estas funciones permite a los padres convertirse en mediadores efectivos del aprendizaje de sus hijos en cada etapa de su desarrollo.

¿Cómo estimular las funciones ejecutivas en casa?

Es probable que ya estés promoviendo estas habilidades sin darte cuenta. Algunas estrategias sencillas incluyen:

  • Jugar juegos de mesa que impliquen reglas y turnos, fomentando el control inhibitorio.

  • Plantear desafíos y problemas a resolver, estimulando la memoria de trabajo.

  • Introducir cambios en las rutinas diarias para promover la flexibilidad cognitiva.

  • Fomentar el pensamiento reflexivo, animando a los niños a planificar y evaluar sus propias acciones.

Las neurociencias han puesto estas habilidades en el centro de atención en la última década, y con razón: representan un mapa claro y poderoso para potenciar el desarrollo cognitivo y socioemocional desde la primera infancia.

Este es solo un punto de partida. En próximos posts compartiré estrategias y actividades prácticas que puedes incorporar fácilmente en tu día a día. ¡Estoy segura de que muchas de ellas ya las aplicas sin darte cuenta! ¿Te animas a compartir tus experiencias? ¡Te leo!