EL IMPACTO DE LA RELACIÓN ENTRE LOS PADRES EN EL BIENESTAR EMOCIONAL DE LOS HIJOS
FAMILIAS
3/28/20253 min read


Cuando un padre y una madre muestran hostilidad entre sí (sin importar si están casados, divorciados o no conviven), los hijos inevitablemente sufren. La relación entre sus figuras parentales crea el ecosistema emocional en el que crecen, influyendo en su bienestar, su manera de relacionarse con los demás y su capacidad para enfrentar la vida.
Podemos compararlo con una planta: para crecer sana, necesita agua, aire y tierra de calidad. Si el suelo está contaminado o el agua es escasa, la planta se debilita. De la misma forma, los niños dependen del entorno emocional que los rodea, especialmente de la relación entre sus padres.
¿Cómo influye la relación de pareja en el desarrollo de los hijos?
Los niños no solo aprenden lo que se les dice, sino, sobre todo, lo que observan día a día. Imagina dos escenarios distintos:
Escenario 1: Un niño crece en un hogar donde sus padres discuten frecuentemente con gritos, insultos o incluso indiferencia total. Ve cómo uno de los dos siempre cede por miedo al conflicto o cómo se imponen las decisiones sin diálogo. Al crecer, es probable que ese niño adopte patrones similares en sus relaciones: o evita los conflictos a toda costa, o responde con agresividad cuando algo no sale como esperaba.
Escenario 2: En otro hogar, los padres también tienen desacuerdos (como cualquier pareja), pero los gestionan con respeto. En lugar de gritar, se sientan a hablar; en vez de ignorarse, buscan puntos de acuerdo. Su hijo observa cómo manejan las diferencias sin perder la calma, cómo validan las emociones del otro y llegan a acuerdos. Así, aprende que los conflictos se pueden resolver sin dañar la relación.
El conflicto no es el problema, sino cómo se maneja
Es importante aclarar que el problema no es la existencia de conflictos en la pareja. Las diferencias son normales y forman parte de la vida. Lo que realmente impacta a los hijos es la forma en que los padres los resuelven.
La investigación ha demostrado que los niños que crecen en un ambiente de constantes peleas, sarcasmo o desprecio entre sus padres pueden desarrollar:
Mayor tendencia a la ansiedad y el estrés.
Dificultades para regular sus emociones.
Problemas para establecer relaciones sanas en la infancia y la adultez.
Creencias erróneas como “para que me respeten, debo imponerme” o “si me equivoco, los demás me rechazarán”.
Por otro lado, cuando los padres manejan sus diferencias con respeto, sus hijos aprenden habilidades fundamentales como:
Escuchar con empatía.
Expresar sus emociones sin agredir.
Buscar soluciones en lugar de imponer su punto de vista.
Construir relaciones basadas en el respeto y la cooperación.
¿Qué puedes hacer si esta situación está ocurriendo en tu familia?
Si te das cuenta de que en tu hogar hay una dinámica conflictiva que podría estar afectando a tus hijos, hay pasos que puedes tomar:
Reflexiona sobre tu forma de comunicarte: ¿Te expresas con respeto o con dureza? ¿Escuchas realmente a tu pareja o solo esperas tu turno para hablar?
Busca apoyo si es necesario: Un proceso de acompañamiento psicológico o terapia de pareja puede ser clave para mejorar la relación y el ambiente familiar.
Prioriza el bienestar de tus hijos: Aunque tengas diferencias con el otro progenitor, recuerda que sus necesidades emocionales están en juego. Mantener una relación cordial y respetuosa con tu expareja o pareja actual es un regalo para ellos.
Modela la gestión positiva del conflicto: Si te ven pidiendo disculpas, gestionando el enojo sin gritos y buscando soluciones, estarán aprendiendo habilidades que les servirán toda la vida.
Los recuerdos de la infancia no solo se componen de momentos felices o difíciles, sino también del clima emocional en el que crecimos. Y eso es algo que, como padres, podemos trabajar para mejorar cada día.
El cambio empieza cuando decides verlo, hacer una pausa y comprometerte a construir un entorno más saludable para tus hijos.